DIFICULTADES VISUALES Y LECTURA

Martes, 13 Noviembre 2018 11:31

La visión es la habilidad para percibir, identificar, interpretar y comprender lo que vemos. La llevan a cabo nuestros ojos junto con nuestro cerebro. La visión no es algo innato, sino que se desarrolla y se aprende desde la infancia hasta los doce años aproximadamente. Más allá de esta edad también es posible reeducar al sistema visual  que no se ha desarrollado todo lo bien que debería en esta fase  temprana, casos como la ambliopía u  ojo vago, el estrabismo, los problemas de enfoque o de  visión binocular, etc., pueden tener solución en el adulto. No obstante, aquí  nos centraremos un poco más en  el hecho de que la visión se desarrolla paralelamente a la habilidad motora general.


Por medio de los movimientos espontáneos del bebé como coger objetos, llevárselos a la boca, levantar la cabeza cuando está tumbado boca abajo, reptar, gatear, etcétera, el bebé aprende a desarrollar sus capacidades visuales: acomodación ó enfoque, visión binocular y movimientos oculares.

Los niños que no aprenden a coger las cosas y llevárselas a la boca no tendrán la oportunidad de practicar la coordinación ojo-mano y no ejercitarán la visión binocular ó la fusión. Los niños que no aprenden a gatear no practican la habilidad de mover los ojos desde distancias cortas a distancias largas y viceversa, por lo que fácilmente en un futuro pueden desarrollar problemas de acomodación y también de hipermetropía. La visión binocular y la acomodación son habilidades que deberían quedar establecidas durante los primeros años de vida, mientras que el movimiento adecuado de los ojos y la dominancia ocular requiere que los dos hemisferios cerebrales puedan colaborar adecuadamente. Esta colaboración no se consigue hasta que se produce la mielinización adecuada del cuerpo calloso, lo que no ocurre hasta los siete u ocho años de edad, por ello, la habilidad para seguir con la mirada objetos en movimiento sin que los ojos se detengan en la línea media del cuerpo ó hagan saltos irregulares no se desarrolla hasta entonces, y la dominancia total del ojo no se logra hasta los once ó doce años.

Por ello, las citadas habilidades visuales como la acomodación, la visión binocular y los movimientos oculares son importantes para aprender a leer y más adelante para desarrollar la habilidad de la lectura, junto por supuesto a un buen funcionamiento a nivel cortical, sin patologías asociadas. Así mismo, se deben descartar errores refractivos como hipermetropías, astigmatismo ó miopía, que deben ir compensados en gafa ó lente de contacto.

Casi todos los niños con problemas de lectura tienen dificultades de acomodación. En algunos casos son a nivel de flexibilidad, en este caso pueden tardar varios segundos ó a veces hasta medio minuto ó más para ver claramente después de cambiar el enfoque de una distancia cercana a lejos. También puede haber problema con la estabilidad de la acomodación, el niño no es capaz de mantener claramente el enfoque en el texto. Si el enfoque no es estable el texto se puede ver borroso, con lo que el niño necesita frotarse los ojos para ver claramente y esto le puede producir dolor de cabeza e irritación en los ojos.

En otros casos puede haber problemas de coordinación entre ambos ojos: para que tengamos visión binocular tenemos que ser capaces de dirigir nuestros ojos de forma que la imagen del objeto que estamos mirando se forme en el campo visual central ó fóvea de ambos ojos. Esta habilidad implica cooperación entre los dos ojos. Puesto que los músculos oculares que dirigen el ojo derecho están controlados desde el hemisferio izquierdo y viceversa, los dos hemisferios deben cooperar para que haya visión binocular. Es muy importante revisar la visión binocular en los niños que muestran problemas en la lectura, ya que con un programa adecuado de terapia visual puede mejorar completamente esta capacidad visual.

No menos importantes son los movimientos oculares, que son de dos tipos: sacádicos y seguimientos. Los sacádicos son saltos a lo largo del renglón, con ellos los ojos se mueven desde un punto de fijación al siguiente. Los seguimientos son los que realizan los ojos al seguir un objeto en movimiento ó en las líneas del texto entre sacádico y sacádico. Los seguimientos deben ser suaves y contínuos y sin movimientos asociados de cabeza, se terminan de desarrollar hacia los siete u ocho años, coincidiendo con la mielinización del cuerpo calloso cerebral. Resulta sumamente útil valorar la óculomotricidad en niños con dificultades lectoras, ya que mejoran fácilmente realizando las actividades específicas para ello.
Todas estas dificultades visuales mencionadas van a generar un problema importante a la hora de leer, por supuesto se acentuará cuando pidamos al niño no sólo que lea sino que comprenda y aprenda a través de lo que lee. La comprensión lectora se ve mermada cuando hay dificultades visuales. No obstante, un programa adecuado de actividades motoras y visuales mejorará estas capacidades y con ello el rendimiento escolar.

 


Noelia Díaz Alonso
Óptico-optometrista comportamental
Nº Col. 12.932

 

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