El TDA en la escuela

Viernes, 22 Febrero 2019 11:13

Es recomendable que el  niño diagnosticado de TDA ó TDAH asista a un colegio regular, puesto que a los colegios para niños con necesidades especiales acude una población infantil con otras problemáticas que complicarían más la situación del niño con TDA y de los otros compañeros. El síndrome TDA consiste en una deficiencia a nivel neurológico de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina. Estas sustancias se forman en unas zonas cerebrales llamadas ganglios basales. Cuando estos ganglios basales no están estimulados como debieran por diferentes razones (no entraremos aquí en ellas por lo extenso del tema y porque como optometristas no es nuestro campo directo) no maduran como deberían y tenemos el problema de la falta de dopamina y noradrenalina. Cuando se acompaña de hiperactividad se denomina TDAH. Al no disponer de estos neurotransmisores en cantidad adecuada, al niño le cuesta ó no puede centrar su atención, mantener la concentración, pensar antes de actuar, escuchar, atender y aprender.

Debido a estas circunstancias, antes de formalizar el ingreso en el colegio y siempre para tratar de optimizar lo más posible la situación de nuestro hijo debemos poner en conocimiento del centro el trastorno que presenta, de forma que nos puedan apoyar e  ir de la mano para crear un mejor entorno y así nuestro hijo avance y disfrute de su proceso educativo, a la vez que buscamos la ayuda de profesionales cuyas terapias mejoran la condición, ya que el TDA suele ser síntoma de desórdenes subuyacentes que afectan al cerebro de alguna manera (afectivos, traumáticos, auditivos, visuales, de lateralidad, etc), en este sentido el orientador escolar ó un psicólogo podrán sernos de gran ayuda y a partir de ahí buscar la terapia más adecuada.

El colegio nos informará de aspectos tales como la promoción de actividades extraescolares deportivas, si utiliza una metodología interactiva en la medida posible y si el equipo docente dispone de herramientas para trabajar con él las rutinas, los hábitos de trabajo, las habilidades para concentrarse ( p. ej el mindfulness como actividad extraescolar),  la integración dentro del grupo, sentarle delante y con otros niños que puedan ser modelo de una atención apropiada, evitando ponerle con niños que tengan un problema similar al suyo. Como es lógico, para que esto se pueda llevar a cabo, el número de alumnos por aula no debe ser elevado, ya que sino el docente no podrá llevar a cabo estas u otras estrategias.

 

ASPECTOS A CONSIDERAR POR EDUCADORES Y TERAPEUTAS ANTES DE INICIAR EL TRABAJO CON UN NIÑO TDA

  1. El niño no va a trabajar por sí sólo, requerirá tiempo extra por parte de su educador ó terapeuta, la motivación  y el hacerle partícipe será siempre muy importante.
  2. Las conductas indebidas que realiza no suelen ser voluntarias, sino producto de la desorganización propia de su condición. Hemos de hacerle consciente de que esa conducta  fue errónea ,  deteniéndonos con él ,  haciéndole ver lo que no es adecuado, pero reforzando el éxito en las cosas que sí hace bien para poder ser su “cómplice” y generarle sensaciones de triunfo, sino verá en nosotros sólo un enemigo.
  3. Cuanto más rutinaria sea la metodología en el aula ó en la consulta (por ejemplo copiar de la pizarra mucho tiempo en el aula, o leer muchas letras seguidas en una terapia visual), mayor dificultad tendrá el niño. Hemos de crear actividades lo más interactivas y divertidas posible.
  4. A veces podemos necesitar información y entrenarnos, si logramos establecer una relación afectiva podremos acercarnos a él, conocerle y hasta cambiarle la vida (muchos de estos desórdenes se asocian a la ausencia real ó afectiva de su entorno), ese es el gran milagro que el esfuerzo y el cariño muchas veces consigue.

 

Es de gran utilidad estar en contacto con los padres, psicólogos ó profesionales a los que recurre, así como conocer las actividades que realiza. Un cuaderno de enlace en el que diariamente se envíe información a los padres y viceversa, no con la idea de reiterarles constantemente que su hijo se porta mal ó no atiende sino más bien de los progresos del niño (los padres suelen estar ya bastante preocupados y a veces sobrepasados con todo el trabajo y dedicación extra que les supone un hijo con esta problemática), y de aquellas conductas que deban trabajarse conjuntamente en el hogar (por ejemplo reforzar el uso del reloj para controlar el tiempo al realizar las actividades).

Trabajando codo con codo, desde la aceptación del problema, la comunicación y la búsqueda de soluciones, la sociedad podrá evitar que estos niños sufran, que se les estigmatice y que con casi toda probabilidad se aparten del sistema cuando sean adultos. Aunque sea muy poco a poco, con cariño y entendimiento  a través del apoyo mutuo, la escuela, los padres y los profesionales que les acompañan deben implicarse al máximo para que estos niños de hoy con TDA se sientan arropados, queridos y válidos, base fundamental para que puedan convertirse en adultos de éxito.

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