Luis es un niño al que le encanta el fútbol, cuando vino a nuestra consulta por primera vez ya jugaba de portero. Él no notaba ningún problema, su madre le trajo con su hermana para descartar que ninguno de los dos necesitase gafas. En efecto, no las necesitaba, su visión era buena, también su sistema de enfoque, pero sus ojos no tenían una buena motricidad, al seguir la horizontal sus ojitos iban a saltos, y cuando tenía que saltar de un objeto a otro (movimientos sacádicos) tenía mucha imprecisión y se perdía. Se lo explicamos a su madre y ésta…