Prevenir para un mejor desarrollo del bebé

Miércoles, 24 Febrero 2016 05:14

Los niños de hoy en día deben llegar mucho más lejos y eso exige acompañar y potenciar su desarrollo neurosensopsicomotriz minuciosamente para no limitar sus posibilidades.
Niño es una unidad física, emocional y mental que debe desarrollar todo su potencial sobre unas bases que se organizan durante los primeros seis años de vida.

Vamos avanzando en las maneras de detectar de forma precoz la falta de armonía y corregirlas antes de que puedan derivar hacia un trastorno físico, emocional o mental.

Tenemos que conseguir un desarrollo armónico del bebé durante los dos primeros años de vida. No basta con etiquetar a un niño de torpe, debemos ayudarle para que no lo sea.

Hay tres estadios de la vida del niño que son especialmente importantes de cara a la prevención.

El primero es el período neonatal, los primeros dieciocho meses de vida.

Al nacer, después de nueve meses de gestación, el bebé tiene que haber alcanzado un nivel de desarrollo neurológico suficiente como para poder adaptarse al medio extrauterino. Después del parto, el bebé tiene que empezar a resolver los problemas vitales por sí mismo, tiene que ser capaz de organizar unos ritmos de sueño y de vigilia armónicos y de adaptar las posiciones de su cuerpo a la presión de la gravedad terrestre.
Hemos de ser cuidadosos con no sentarlos demasiado pronto, que aprendan a arrastrarse y a gatear antes de andar, etc.

El segundo a los dos años cuando el niño puede mantenerse sobre las dos piernas y permanecer erguido con un buen equilibrio. Es el momento de coordinar el brazo derecho y pierna izquierda y viceversa fundamental para correr, saltar, pedalear y para la organización del lenguaje. Es el momento de valorar su visión binocular y enfoque.

Falta un tiempo todavía para llegar a la conciencia de un ser diferenciado de su entorno y es un buen momento para prevenir los problemas de atención e hiperactividad.
 
Asegurar un buen desarrollo neurosensopsicomotriz será fundamental para enfrentarse a la conciencia de sí mismo con mayor seguridad.

Por último el niño de cinco años ha conseguido funcionar como una unidad sus dos manos, sus dos hemisferios, las dos vías auditivas, los dos ojos…estas estructuras integradas e permiten orientarse en el tiempo y en el espacio. El lenguaje hablado se ha desarrollado para lo cual es imprescindible la buena relación entre los dos hemisferios del cerebro. Y empieza a manifestarse si es diestro o zurdo lo cual le ayuda a orientarse en el espacio plano y así preparase para a lectura, la escritura y el cálculo.
 
El objetivo de estas exploraciones funcionales preventivas es detectar de forma precoz muchos problemas como la hiperactividad, síndromes de espectro autista, déficit de atención, y un largo etcétera

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