La miopía es un defecto refractivo del ojo que impide ver bien de lejos. En las últimas décadas la prevalencia ha crecido hasta llegar al 30% de la población mundial, y supera el 70% en determinadas regiones, donde ya se considera una epidemia. Su aparición se produce cada vez a edades más tempranas, lo que supone un desarrollo más rápido y durante más tiempo, por tanto se alcanza un mayor grado de miopía en la edad adulta. Además de la alteración visual que produce, la miopía es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades del ojo en la madurez como glaucoma o degeneración macular, riesgo que aumenta cuanto más miope es el ojo.
Para evitar que la miopía aumente tan rápido, las lentes de contacto son uno de los métodos más utilizados por su alta efectividad. Mediante el desenfoque periférico de las imágenes en la retina, las lentillas consiguen frenar hasta en un 60% la progresión de la miopía en niños y adolescentes, lo cual puede suponer llegar a la edad adulta con menos de la mitad de dioptrías frente al uso de gafas o lentillas convencionales.
La teoría del desenfoque periférico es con diferencia la más conocida y el que mejores resultados está reportando para frenar la progresión miopía. Se basa en numerosos estudios que han observado que el crecimiento ocular, que es lo que determina si el ojo es miope o hipermétrope, está regulado en gran medida por el enfoque de las imágenes en la retina, y más concretamente en su zona periférica. Es decir, cuando la retina periférica recibe una imagen enfocada por delante de ella (desenfoque miópico) regula su crecimiento para detenerlo y cuando la recibe enfocada por detrás (desenfoque hipermetrópico) ordena al ojo seguir creciendo y así se produce la aparición o el aumento de la miopía. Cuando la miopía se compensa con métodos convencionales (gafas y/o lentes de contacto) se consigue corregir el enfoque de la retina central y se mejora la visión del paciente, pero su retina periférica sigue recibiendo una imagen con un desenfoque periférico que le hace seguir creciendo, sobre todo cuando es joven y aun esta en desarrollo (hasta los 18 años).
Los tratamientos actuales de ortoqueratología y lentes blandas de desenfoque periférico generan un desenfoque periférico en la retina contrario al de los métodos convencionales, haciendo que se deje de estimular el crecimiento miópico en gran medida y frenando su progresión hasta en un 60% según han demostrado algunos estudios.
Es muy importante intentar detectar los problemas de visión lo antes posible, el diagnóstico precoz es fundamentar para evitar muchos futuros problemas. Dificultades para ver bien la pizarra, la televisión o reconocer objetos lejanos suelen ser los primeros síntomas que deben poner en alerta a los padres de que hay un problema de visión. Detectar la miopía lo antes posible y controlar su progresión es fundamental para minimizar las complicaciones oculares asociadas a la miopía en un futuro.
Es recomendable que el niño diagnosticado de TDA ó TDAH asista a un colegio regular, puesto que a los colegios para niños con necesidades especiales acude una población infantil con otras problemáticas que complicarían más la situación del niño con TDA y de los otros compañeros. El síndrome TDA consiste en una deficiencia a nivel neurológico de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina. Estas sustancias se forman en unas zonas cerebrales llamadas ganglios basales. Cuando estos ganglios basales no están estimulados como debieran por diferentes razones (no entraremos aquí en ellas por lo extenso del tema y porque como optometristas no es nuestro campo directo) no maduran como deberían y tenemos el problema de la falta de dopamina y noradrenalina. Cuando se acompaña de hiperactividad se denomina TDAH. Al no disponer de estos neurotransmisores en cantidad adecuada, al niño le cuesta ó no puede centrar su atención, mantener la concentración, pensar antes de actuar, escuchar, atender y aprender.
Debido a estas circunstancias, antes de formalizar el ingreso en el colegio y siempre para tratar de optimizar lo más posible la situación de nuestro hijo debemos poner en conocimiento del centro el trastorno que presenta, de forma que nos puedan apoyar e ir de la mano para crear un mejor entorno y así nuestro hijo avance y disfrute de su proceso educativo, a la vez que buscamos la ayuda de profesionales cuyas terapias mejoran la condición, ya que el TDA suele ser síntoma de desórdenes subuyacentes que afectan al cerebro de alguna manera (afectivos, traumáticos, auditivos, visuales, de lateralidad, etc), en este sentido el orientador escolar ó un psicólogo podrán sernos de gran ayuda y a partir de ahí buscar la terapia más adecuada.
El colegio nos informará de aspectos tales como la promoción de actividades extraescolares deportivas, si utiliza una metodología interactiva en la medida posible y si el equipo docente dispone de herramientas para trabajar con él las rutinas, los hábitos de trabajo, las habilidades para concentrarse ( p. ej el mindfulness como actividad extraescolar), la integración dentro del grupo, sentarle delante y con otros niños que puedan ser modelo de una atención apropiada, evitando ponerle con niños que tengan un problema similar al suyo. Como es lógico, para que esto se pueda llevar a cabo, el número de alumnos por aula no debe ser elevado, ya que sino el docente no podrá llevar a cabo estas u otras estrategias.
ASPECTOS A CONSIDERAR POR EDUCADORES Y TERAPEUTAS ANTES DE INICIAR EL TRABAJO CON UN NIÑO TDA
Es de gran utilidad estar en contacto con los padres, psicólogos ó profesionales a los que recurre, así como conocer las actividades que realiza. Un cuaderno de enlace en el que diariamente se envíe información a los padres y viceversa, no con la idea de reiterarles constantemente que su hijo se porta mal ó no atiende sino más bien de los progresos del niño (los padres suelen estar ya bastante preocupados y a veces sobrepasados con todo el trabajo y dedicación extra que les supone un hijo con esta problemática), y de aquellas conductas que deban trabajarse conjuntamente en el hogar (por ejemplo reforzar el uso del reloj para controlar el tiempo al realizar las actividades).
Trabajando codo con codo, desde la aceptación del problema, la comunicación y la búsqueda de soluciones, la sociedad podrá evitar que estos niños sufran, que se les estigmatice y que con casi toda probabilidad se aparten del sistema cuando sean adultos. Aunque sea muy poco a poco, con cariño y entendimiento a través del apoyo mutuo, la escuela, los padres y los profesionales que les acompañan deben implicarse al máximo para que estos niños de hoy con TDA se sientan arropados, queridos y válidos, base fundamental para que puedan convertirse en adultos de éxito.
La visión es la habilidad para percibir, identificar, interpretar y comprender lo que vemos. La llevan a cabo nuestros ojos junto con nuestro cerebro. La visión no es algo innato, sino que se desarrolla y se aprende desde la infancia hasta los doce años aproximadamente. Más allá de esta edad también es posible reeducar al sistema visual que no se ha desarrollado todo lo bien que debería en esta fase temprana, casos como la ambliopía u ojo vago, el estrabismo, los problemas de enfoque o de visión binocular, etc., pueden tener solución en el adulto. No obstante, aquí nos centraremos un poco más en el hecho de que la visión se desarrolla paralelamente a la habilidad motora general.
Por medio de los movimientos espontáneos del bebé como coger objetos, llevárselos a la boca, levantar la cabeza cuando está tumbado boca abajo, reptar, gatear, etcétera, el bebé aprende a desarrollar sus capacidades visuales: acomodación ó enfoque, visión binocular y movimientos oculares.
Los niños que no aprenden a coger las cosas y llevárselas a la boca no tendrán la oportunidad de practicar la coordinación ojo-mano y no ejercitarán la visión binocular ó la fusión. Los niños que no aprenden a gatear no practican la habilidad de mover los ojos desde distancias cortas a distancias largas y viceversa, por lo que fácilmente en un futuro pueden desarrollar problemas de acomodación y también de hipermetropía. La visión binocular y la acomodación son habilidades que deberían quedar establecidas durante los primeros años de vida, mientras que el movimiento adecuado de los ojos y la dominancia ocular requiere que los dos hemisferios cerebrales puedan colaborar adecuadamente. Esta colaboración no se consigue hasta que se produce la mielinización adecuada del cuerpo calloso, lo que no ocurre hasta los siete u ocho años de edad, por ello, la habilidad para seguir con la mirada objetos en movimiento sin que los ojos se detengan en la línea media del cuerpo ó hagan saltos irregulares no se desarrolla hasta entonces, y la dominancia total del ojo no se logra hasta los once ó doce años.
Por ello, las citadas habilidades visuales como la acomodación, la visión binocular y los movimientos oculares son importantes para aprender a leer y más adelante para desarrollar la habilidad de la lectura, junto por supuesto a un buen funcionamiento a nivel cortical, sin patologías asociadas. Así mismo, se deben descartar errores refractivos como hipermetropías, astigmatismo ó miopía, que deben ir compensados en gafa ó lente de contacto.
Casi todos los niños con problemas de lectura tienen dificultades de acomodación. En algunos casos son a nivel de flexibilidad, en este caso pueden tardar varios segundos ó a veces hasta medio minuto ó más para ver claramente después de cambiar el enfoque de una distancia cercana a lejos. También puede haber problema con la estabilidad de la acomodación, el niño no es capaz de mantener claramente el enfoque en el texto. Si el enfoque no es estable el texto se puede ver borroso, con lo que el niño necesita frotarse los ojos para ver claramente y esto le puede producir dolor de cabeza e irritación en los ojos.
En otros casos puede haber problemas de coordinación entre ambos ojos: para que tengamos visión binocular tenemos que ser capaces de dirigir nuestros ojos de forma que la imagen del objeto que estamos mirando se forme en el campo visual central ó fóvea de ambos ojos. Esta habilidad implica cooperación entre los dos ojos. Puesto que los músculos oculares que dirigen el ojo derecho están controlados desde el hemisferio izquierdo y viceversa, los dos hemisferios deben cooperar para que haya visión binocular. Es muy importante revisar la visión binocular en los niños que muestran problemas en la lectura, ya que con un programa adecuado de terapia visual puede mejorar completamente esta capacidad visual.
No menos importantes son los movimientos oculares, que son de dos tipos: sacádicos y seguimientos. Los sacádicos son saltos a lo largo del renglón, con ellos los ojos se mueven desde un punto de fijación al siguiente. Los seguimientos son los que realizan los ojos al seguir un objeto en movimiento ó en las líneas del texto entre sacádico y sacádico. Los seguimientos deben ser suaves y contínuos y sin movimientos asociados de cabeza, se terminan de desarrollar hacia los siete u ocho años, coincidiendo con la mielinización del cuerpo calloso cerebral. Resulta sumamente útil valorar la óculomotricidad en niños con dificultades lectoras, ya que mejoran fácilmente realizando las actividades específicas para ello.
Todas estas dificultades visuales mencionadas van a generar un problema importante a la hora de leer, por supuesto se acentuará cuando pidamos al niño no sólo que lea sino que comprenda y aprenda a través de lo que lee. La comprensión lectora se ve mermada cuando hay dificultades visuales. No obstante, un programa adecuado de actividades motoras y visuales mejorará estas capacidades y con ello el rendimiento escolar.
Noelia Díaz Alonso
Óptico-optometrista comportamental
Nº Col. 12.932
El trastorno de déficit de atención con ó sin hiperactividad es una condición que preocupa a muchos padres y con el que se encuentran a diario educadores y profesionales de la salud. Este déficit no permite a los niños avanzar en el aprendizaje, en la conducta ni en la relación con sus compañeros. Es a día de hoy un difícil obstáculo que la sociedad ha de superar.
¿Por qué les cuesta prestar atención a estos niños? ¿Qué es la atención exactamente? Es la capacidad que tiene el ser humano de seleccionar del entorno la información que le llega a través de los sentidos y dirigir y controlar los procesos mentales para filtrar los estímulos que no le interesan.
El cerebro humano va madurando poco a poco, ya desde antes del nacimiento, y la última parte en hacerlo es la parte del prefrontal, justo detrás de la frente, ahí es donde tienen lugar los procesos de atención. Pero para que esta zona prefrontal pueda desempeñar bien su papel deben haber madurado de forma correcta antes todas las demás. Podemos comparar el cerebro con un ordenador ya que es un gran procesador de información, de forma que para poder asegurar un buen rendimiento en las vías de salida (lenguaje, lectura, movimiento, función manual, aprendizaje y atención) hemos de tener en perfectas condiciones las vías de entrada: la visión, la audición, el equilibrio, el tacto, el gusto y el olfato. Según la teoría del cerebro triuno de Paul McLean, nuestro cerebro está formado por tres capas: el cerebro de reptil ó ganglios basales, el cerebro mamífero ó sistema límbico y el neocórtex ó corteza cerebral, ésta última compuesta por el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo. Estos “tres pisos” van madurando desde abajo hacia arriba y deben ir pasando por varias etapas el tiempo suficiente para asegurar un correcto funcionamiento posterior.
Los primeros movimientos del cuerpo que nuestros cuidadores nos dan cuando nos mecen, nos acunan, así como los que hace el bebé por sí sólo en libertad, ya sea en su cuna ó en un espacio amplio permitirán que madure el primer eslabón: los ganglios basales. Es enorme la importancia que tienen los ganglios basales, si no funcionan adecuadamente fallarán más adelante la atención refleja (llevar a cabo las rutinas habituales), el control del movimiento voluntario, la automatización de los aprendizajes, la inhibición de conductas, la sensación de alarma, la motivación y la producción de dopamina.
No menos importante es el sistema límbico: sentir que nos quieren, que nos cuidan y que nos aceptan desde que nacemos y durante toda la vida. Los traumas infantiles (incluso los gestacionales), desde la muerte de un familiar cercano hasta la pérdida de una mascota, pasando por separaciones de los padres, etc., pueden hacer que se bloqueen nuestras emociones y nuestra mente deje de funcionar correctamente. También la inseguridad, sentirse en peligro, la ansiedad, la depresión, los abusos causan disfunciones. Hemos de asegurar una buena salud emocional a nuestros niños, y al más mínimo indicio recurrir al psicólogo.
El último “piso”, las cortezas cerebrales derecha e izquierda han trabajado primero cada una por su lado en la fase de desarrollo homolateral alterna, cuando se activa una sola y luego la otra, y después han pasado a trabajar conjuntamente, denominándose fase contralateral, activándose las dos a la vez de forma más armónica paulatinamente, gracias a la sincronización que proporciona el cuerpo calloso, que es la estructura de “cableado” que une a las dos cortezas. Así, se habrá llegado a la fase de lateralidad, en la que cada hemisferio predomina para una función determinada.
Cuando hay un problema auditivo, un problema visual, un problema emocional ó un problema de organización cerebral (p.e. un cuerpo calloso poco activo) ó una mala organización lateral vamos a tener un problema atencional. Los circuitos prefrontales, que son los “jefes” de toda la actividad cerebral, van a estar tratando de compensar el problema y no podrán estar ejecutando de forma normal la atención. No obstante, cuando las estructuras cerebrales están sanas y se han desarrollado y madurado correctamente, y posteriormente surge un problema de este tipo, bastará eliminar la causa concreta para que mejore el sistema atencional. Si por distintos motivos no han madurado correctamente habrá que aplicar métodos que ayuden a ello, así por ejemplo en problemas auditivos las terapias como Tomatis, Senna, Berard, Johansen y Samonas; en problemas visuales la terapia visual, aparte del uso de corrección en gafa si es necesario; en problemas emocionales el psicólogo clínico a través de distintas metodologías busca la mejor forma de eliminarlos; en casos de bloqueos craneales, tensiones meníngeas ó asimetrías craneales la osteopatía ayudará a resolverlos. Casi siempre resulta necesario más de un profesional para mejorar el TDA-H, de ahí que muchas veces el tratamiento sea multimodal.
En algunos casos, puede ser necesario recurrir al uso de fármacos estimulantes ó no estimulantes, que mejoran el componente químico del TDA-H mientras se está en tratamiento actuando sobre ciertos neurotransmisores para mejorar la función del área prefrontal. El neuropediatra ajustará y revisará la dosis en función de la eficacia obtenida y la tolerancia.
Otra alternativa consiste en el Neurofeedback, que regula el sistema nervioso central, trabajando y potenciando la plasticidad neuronal. Desde el 2011 la Sociedad Americana de Pediatría lo recomienda para trabajar el TDA.
Desde nuestro punto de vista como optometristas comportamentales, queremos destacar la importancia de la visión. El 70% de la información que llega al cerebro es visual, hay nada menos que 35 áreas involucradas en su procesamiento. Cuando realizamos terapia visual, ya sea para mejorar el enfoque, la visión binocular ó la motricidad ocular, mejoramos y creamos nuevas conexiones neuronales, consiguiendo una importante maduración cerebral. El 33% de niños con TDA presentan insuficiencia de convergencia, que es una disfunción binocular que provoca múltiples síntomas, entre ellos la dificultad para concentrarse en tareas de visión próxima, no prestar atención a los detalles, cometer errores en la escritura, etc., todo debido a que la visión no es estable en cerca. Pero como en muchos campos, faltan más estudios controlados que demuestren la asociación entre visión y atención.
Lo deseable es que cada niño, cada paciente, sea evaluado de forma completa para proporcionarle el tratamiento más adecuado según la causa de su problema y lograr así una buena capacidad atencional, que le permita desarrollarse, aprender y alcanzar mayores logros cada día.
Noelia Díaz Alonso
Óptico – optometrista comportamental Nº Col. 12.932
¿Porque un niño desarrolla TDH y otro TDHA? ¿Porque dos hermanos pueden y suelen ser tan distintos? ¿Por qué no nos entendemos?
Existen tres maneras de sentir, reaccionar o vivirse uno mismo y el entorno dependiendo de que hemisferio sea el dominante en las funciones sensoemocionales.
Tendremos:
-. Modelo LEVOTIMICO: Aquel que principalmente procesa las emociones por el hemisferio izquierdo. Y como tal será extroyectivo, más cercano a lo físico que a lo emocional, eléctrico más que magnético, más lógico, lineal, racional, deductivo y real.
Será más rítmico y temporal.
Ante un problema va a sentir menos culpabilidad y su sintomatología extroyectiva ayudará a que no nos pase desapercibido y a no somatizar esta. Su sintomatología será más impulsiva, descontrolada, hiperquinesica. Se pierde en el espacio y le cuesta organizar tareas y autocontrolarse. Interrumpe, no guarda turnos, atropella, ni integra normas. Le cuesta seguir consignas inmediatas. Será el TDHA, el hermano mandón y gracioso.
-. Modelo DEXTROTIMICO: Aquel que principalmente procesa las emociones por el hemisferio derecho. Y como tal será introyectivo, más emocional e imaginativo, global e intuitivo. Atemporal pero controla el espacio.
Ante un problema va sentir culpa, tiende a somatizar e incluso puede pasar desapercibido. Menos impulsivo y raramente hiperquinésico, hipoatención al mundo exterior focaliza en su mundo interior, le cuesta organizarse ante consugnas que no son impediatas. Mantiene quietud, silencio. Será el TDA, el hermano tímido.
-. Modelo MIXTO: Frecuencia vibratoria media alterna eléctrico con magnético. Capaz de entender lo lineal y lo global, lo lógico-deductivo y lo intuitivo, el razonamiento y el sentimiento, lo real y lo imaginativo, buena conexión cuerpo-mente.
Distribuye la ansiedad entre descarga motrices y descargas internas neurovegetativas.
Menos posibilidades de desarrollar TDAH y si lo desarrolla la sintomatología será menos acusada.
Hemos de tener en cuenta que los modelos puros no se dan y lo que nos vamos a encontrar son predominios que hemos de tener en cuenta si queremos tener éxito en la forma de tratar a ese niño, a la hora de elegir la mejor terapia, la manera de hablarle y/o motivarle. También a la hora de educar.
Este fin de semana hemos tenido el privilegio de participar en una formación práctica en TMR impartida por Harald Blomberg. Hemos visto como cambiando la dieta de los afectados se mejora notablemente los síntomas y la TMR será mucho más efectiva. Para ello repetimos el muy manido consejo de no tomar azúcar y los cereales si pero integrales. No descuidar el consumo de grasa ( aceite oliva, frutos secos, ...no malas grasas) es importantísimo para evitar la formación de nuevas placas.
Hemos visto también que reflejos están aumentando ese aumento de toxinas en el cerebro que producen la inflamación que favorece la formación de las placas.
Nos alertó también de los últimos estudios que ponen la atención en las estátinas que reducen la producción de Ubiquinol (Q10) que es un poderoso antioxidante del cerebro aumentando el riesgo de Alzheimer y demencia. Siendo ya en la recomendaciones alimentarias del 2015 de la FDA publicados nuevos valores para el colesterol más altos, valores con poca difusión por todos los intereses económicos que hay detrás.
Retiremos los alimentos procesados por sus conservantes y vamos a movernos.
Hemos visto los últimos avances en tratamiento del Tinitus.Como valorarlos y cómo llegar a la habituación, no hay que soportarlos. No tenemos medicamentos efectivos para su tratamiento.
Se habló también de la llegada de los OTC ( over The counter). Hemos visto los peligros de estos amplificadores que los usuarios no pueden distinguir de un Verdadero audífono, ya que por fuera son iguales o muy parecidos, aunque no tengan nada que ver con los audífonos. Que se venden por internet, que no están regulados de manera que no tienen controles de salida máxima pudiendo producir lesiones graves en la audición. Hemos denunciado en sanidad el peligro de su venta en farmacias pues confunden a los clientes que asocian farmacia con salud no con peligro. Otro problema añadido es que esa persona pensara que su pérdida no tiene solución, hablará mal, y en muchos casos se quedará sin la ayuda de un verdaro audífono y sin consultar a un profesional preparado con todo lo que supondrá para su calidad de vida.
También los últimos avances el las Terapias para mejorar el rendimiento funcional de los audífonos, pues la muerte de las CCI y deterioro en las via auditivas dificulta la comprensión sobre todo en ruido y como TOMATIS , SENA y Terapia KNESTER pueden ayudar."
Este fin de semana hemos estado de formación en novedades con los mejores audiologos de nuestro pais. Hemos conocido nuevos estudios que confirman la importancia de corregir las pérdidas auditivas en sus primeros estadios, esos en los que la persona dice: “Todavía entiendo bien solo algunas veces pierdo algo”, “No es que no oiga bien es que los demás hablan mal”… esos usuarios que van hablando más alto pues si les hablan suave en sitios ruidosos (el bar, dentro del coche, en la lancha,…) no entienden.
Hemos vuelto a mirar cómo ayudarles para evitar el deterioro cognitivo que se produce a nivel cerebral, y que dentro de unos años cuando realmente la persona no pueda valerse, será muy complicado de restaurar en su totalidad.
La probabilidad de aparición de Alzheimer aumenta un 20% por cada 10dB de pérdida sin corregir.
Hemos visto también la regresión fonémica que se produce por las pérdidas incipientes no corregidas dando como resultado que cuando por fin aceptamos la pérdida y ponemos los audífonos al: dar volumen disminuye la comprensión. Y hemos presentado los casos de 134 pacientes con este problema, a viendo cómo manejar estas adaptaciones donde los graves están bien conservados hemos de usar adaptaciones abiertas que van evitar la autofonación de estas pérdidas incipientes. También recordaos como mejora el efecto de las voces metálicas dando un poco de ganancia en graves aunque el sensograma parezca indicar que no lo necesita.
Hemos visto también la llegada de los audífonos recargables para la entrada del 2018 con baterías realmente potentes y que no recortarán prestaciones.
La llegada de los esperados AUDÍFONOS INTRAS más potentes para pérdidas de hasta 100dB.
No lo olvidemos está demostrada la relación directa entre pérdida auditiva y deterioro cognitivo.
El movimiento en los recién nacidos se basa en reflejos primitivos. Éstos consisten en una serie de movimientos automáticos y estereotipados dirigidos desde el tronco del encéfalo (situado inmediatamente por arriba de la médula espinal) y sin implicación del córtex cerebral, por lo que son totalmente involuntarios.
Estos reflejos son esenciales para la supervivencia del bebé en sus primeras semanas de vida. Algunos de ellos se originan ya en la vida intrauterina, permitiendo que el feto se desarrolle de forma adecuada. Posteriormente ayudan en el nacimiento, favoreciendo el paso a través del canal del parto. Cuando el bebé ya ha nacido, ayudan a la adaptación al nuevo entorno, por ejemplo el reflejo de succión es necesario para la alimentación, ya sea con pecho ó con biberón, ó el reflejo tónico laberíntico, que ayuda al bebé a controlar su cuello y cabeza, y así podríamos seguir con todos ellos, ya que cada uno cumple una función concreta e importante para la vida. Su ausencia indica algún problema neurológico ó funcional en el niño.
Conforme el bebé va desarrollándose repite una y otra vez estos patrones de movimiento, lo que propicia que vayan desapareciendo espontáneamente, ó como más habitualmente se denomina, que se inhiban. Esto permite que las conexiones corporales hacia centros superiores en el cerebro se fortalezcan y gradualmente vayan sustituyendo a las funciones de los reflejos primitivos. Los patrones tempranos de supervivencia desaparecen y en su lugar aparecen patrones de respuesta más maduros llamados reflejos posturales.
Los reflejos posturales son la base para el control del equilibrio, la postura y el movimiento en un entorno basado en la gravedad, son de por vida y están controlados desde una zona cerebral situada bajo el sistema límbico, llamada ganglios basales. El desarrollo de los reflejos posturales se observa en la creciente habilidad del bebé para controlar su cuerpo, su postura y sus movimientos.
Cuando en el feto los reflejos primitivos intrauterinos no se han desarrollado correctamente por alguna circunstancia, y no han podido madurar de forma normal, cuando nazca tendrá más dificultades para inhibirlos a su debido tiempo que un recién nacido cuyos reflejos están maduros. Esto ocurre especialmente en los bebés prematuros, aquellos que no se han podido mover de forma adecuada en el útero materno y en algunos bebés nacidos por cesárea.
En el prematuro los reflejos no se han desarrollado completamente al nacimiento, y la incubadora no proporciona los estímulos táctiles, vestibulares ó propioceptivos que le da estar en el útero, de ahí la importancia en estos casos de que la madre lleve consigo al bebé en su pecho para proporcionarle un estímulo similar al del útero lo cual propiciará la maduración de reflejos, mejorará el tono muscular y ayudará a conectar diferentes niveles cerebrales.
Por otro lado, el parto es un proceso en el que se activan y maduran varios reflejos primitivos, de ahí que los bebés nacidos por cesárea tengan más riesgo de mantenerlos por más tiempo, ó en el peor de los casos que alguno de ellos no llegue a aparecer.
Para favorecer la correcta maduración e inhibición de reflejos primitivos el niño debe por sí mismo ir pasando desde la posición de tumbado, ser capaz de voltearse, pasar al reptado, al gateo y finalmente a la posición bípeda. El pasar por cada etapa llevará meses, y no debemos intentar acelerar el proceso, por ejemplo cogiéndole de las manos para que se ponga de pie, ó colocándole en un andador. Los padres, siempre en su deseo de ayudar a los hijos a desarrollarse, nos guiamos por el instinto ó por las experiencias de la infancia, pero en algunos casos es mejor no repetir errores que quizá cometió nuestra familia, intentando por supuesto hacernos bien. A veces también se deja que el niño pase demasiado tiempo en cucos, cestitas, hamaquitas, sillas de coche, incluso antes de ser capaces de sentarse, cuando lo cierto es que resultan nefastos para el bebé, ya que limitan su movimiento. Si un bebé no puede adoptar la posición de sentado por sí mismo es mejor que esté tumbado, se le debe permitir tumbarse sobre el estómago para fortalecer los músculos del cuello, y debe ser animado a moverse libremente por una superficie amplia, limpia y sin peligro, para que gradualmente desarrolle los patrones de movimiento (volteo, reptado, gateo, etc.) y además y muy importante, que su sistema visual comience a afinar los procesos de enfoque y acomodación, que le valdrán para tener una buena visión cuando sea adulto, y no desarrollar por ejemplo una miopía funcional por pasarse muchas horas tras un ordenador.
Exceptuando los momentos de sueño y alimentación, los bebés deben jugar y moverse lo más posible en libertad, explorando su entorno, evitando las obstrucciones anteriormente descritas y también otros obstáculos al movimiento como pueden ser los parques de bebés. De no hacerlo así, estaremos bloqueando la inhibición de reflejos y retrasaremos el desarrollo motor y por consiguiente la maduración cerebral.
Algunos niños fracasan en la conquista de este control durante el primer año de vida y continúan creciendo en una “tierra sin dueño”, donde se pueden observar vestigios de reflejos primitivos y donde los reflejos posturales no se han desarrollado completamente. Estos niños siguen experimentando dificultades en el control del movimiento que afecta a la coordinación, al equilibrio, las habilidades de motricidad fina, el desarrollo motor y a aspectos asociados con el aprendizaje como la lectura, la escritura y la educación física. Estos niños se pueden beneficiar ampliamente de la terapia de integración de reflejos primitivos, que permitirá a su sistema motor y cerebral trabajar coordinados.
Lo primero que debemos considerar es que el cerebro construye su estructura, sus conexiones y funciones gracias a la interacción con el medio y a la plasticidad neuronal. Gracias a la activación de los sistemas sensorial y motriz, el cerebro pone en marcha el proceso de mielinización de las vías de conexión interneuronal.
Por lo tanto, cuando se prescribe un tratamiento de neuroestimulación estamos trabajando con el Cerebro a través del cuerpo. No son simples movimientos sin más, sino movimientos muy concretos y complejos, fruto de una amplia investigación, que se dirigen a estimular funciones y conexiones también muy concretas, cuya eficacia ha sido ampliamente probada, sobre todo, cuando se tienen en cuenta los siguientes puntos:
- Los ejercicios son como los medicamentos, hay que aplicarlos con la máxima regularidad posible siguiendo fielmente las indicaciones de la prescripción que hemos hecho.
- Hay que aplicarlos siguiendo el gradiente de complejidad prescrito.
o Aprender a hacerlos bien.
o Practicarlos siguiendo ritmos.
o Ejercitar y desarrollar la fase de automatización.
- Los ejercicios siguen un orden madurativo que tiene que ver con las alteraciones que se han diagnosticado.
- Necesitan un control periódico cada tres o seis meses (el tiempo varía según cada caso) por dos motivos fundamentales:
o Si han hecho el efecto esperado, hay que cambiar de etapa y modificar el tratamiento, porque no tiene sentido repetir los mismos ejercicios cuando ya se han alcanzado los objetivos previstos.
o Y, si no han hecho ese efecto, es muy importante revisar el diagnóstico, comprobar si se están haciendo bien y cambiar todo lo que sea preciso. No tiene sentido aplicar seis, siete o doce meses un programa que no da signos de eficacia.
- Ninguna otra terapia sustituye este tratamiento. En todo caso, otras terapias pueden complementar o ayudar a resolver algunos problemas concomitantes o paralelos.
Los problemas de lateralidad, la dislexia, los trastornos de atención, la hiperactividad y las dificultades de aprendizaje, las malas posturas al escribir, la dificultad de coordinación mano-ojo y los problemas de equilibrio, o coordinación general muchas veces obedecen a causas múltiples y a muchos factores que requieren un tratamiento global, pero, en estos casos, hemos de ordenar las terapias por prioridades para no saturar al niño y seguir el mismo camino que recorrió para organizar la patología, desde las causas más primitivas a las más recientes.