Para que un niño pueda aprender bien, su cerebro necesita integrar lo que ve, lo que escucha y lo que hace con su cuerpo.

Ruta motora

Escribir, manipular objetos, moverse…

El sistema visual guía el movimiento. Cuando un niño gatea, salta o se pone en equilibrio… ¡Su cerebro aprende!

El desarrollo motor es la base que permite que otras muchas habilidades se asienten correctamente.

Ruta visual

El 80% del aprendizaje escolar es visual. Leer, copiar de la pizarra, comprender esquemas…

Si un niño pierde el renglón, se salta palabras o evita leer puede que esta ruta no esté funcionando bien.

Movimientos oculares, enfoque, coordinación ocular, coordinación ojo mano, convergencia-divergencia y procesamiento de la información visual son habilidades clave para el proceso de aprendizaje.

Ruta auditiva

Escuchar las explicaciones, seguir instrucciones…

Algunos niños aprenden mejor cuando escuchan, pero si el sistema visual está sobrecargado, pueden distraerse y no seguir instrucciones. ¡Todo está conectado!

Habilidades como la discriminación auditiva y la memoria auditiva son muy importantes para asegurar una atención sostenida y un aprendizaje eficiente.

Si alguna de estas rutas no está funcionando como debería, es posible que aparezcan señales como:

  • Dificultad para seguir renglones al leer
  • No recordar bien lo que se le dice
  • Torpeza al moverse o escribir

A veces, el sistema visual necesita una ayudita para que el aprendizaje fluya mejor. Y ahí es donde entra la terapia visual: ayudamos a potenciar estas rutas trabajando e integrando la visión con el resto de sistemas.

 

¿Sabías que el Parkinson también afecta a la visión?

No solo se trata de temblores o rigidez. Muchas veces estos pacientes experimentan síntomas visuales que impactan en su calidad de vida. Estos algunos de los síntomas visuales más comunes:

  • Pérdida de agudeza visual, relacionada con el déficit de dopamina en la retina.
  • Alteración en la percepción de colores, sobre todo en los ejes rojo-verde y azul-amarillo.
  • Dificultades óculo-motoras. Movimientos oculares más lentos, imprecisos y/o de menor amplitud.
  • Sequedad ocular como consecuencia de la disminución del parpadeo
  • Sensibilidad al contraste reducida. Esto dificulta la capacidad para distinguir diferencias sutiles de grises, especialmente en condiciones de poca luz, afectando a la movilidad y conducción.
  • Alteraciones visoespaciales. Dificultad para definir dónde están los objetos en el espacio
  • Alteraciones visoperceptivas. Dificultad para reconocer objetos en la periferia, detectar movimiento o discriminar líneas verticales.
  • En algunos casos pueden aparecer alucinaciones visuales como efecto secundario o complicación.

El Óptico-Optometrista puede ayudar

Con revisiones periódicas, evaluaciones visuales específicas y adaptación de ayudas visuales con el objetivo de mejorar el confort visual y la autonomía.

Primera revisión – A los 6 meses

En esta etapa se comprueba que la vista del bebé se esté desarrollando correctamente y que ambos ojos trabajen de forma similar. Así se puede prevenir a tiempo problemas como el ojo vago (ambliopía) o el estrabismo.

Segunda revisión – Según el caso

Si se detectó alguna alteración en la primera revisión, se hará un seguimiento a los 18 meses.

Es importante asegurarse de que ambos ojos sigan desarrollándose de forma equilibrada.

Si no se detectó nada en la primera revisión: a los 3 años

Se valoran las habilidades visuales y se revisa si existen errores en la graduación o presencia de estrabismo, ya que pueden pasar desapercibidos a simple vista.

Tercera revisión – A los 6 años

A esta edad se comprueba que la visión esté lista para afrontar los nuevos retos escolares: aprender a leer, escribir, comprender conceptos matemáticos y seguir el ritmo en clase.

¡No olvides realizar controles visuales una vez al año!

Cuando un niño se aburre, tiene dos opciones:

  1. Encender una pantalla y recibir una distracción inmediata.
  2. Buscar alternativas que le permitan desarrollar iniciativa, creatividad y pensamiento crítico.

El cerebro infantil se desarrolla a través del juego libre, la exploración y la interacción humana.

Cuando el niño se aburre: se frustra, reflexiona y aprende de esa emoción. Este proceso le ayuda a gestionar dicha emoción, buscar alternativas desarrollando iniciativa propia, creatividad e imaginación.

La pantalla actúa como una distracción inmediata y el niño/a se acostumbra a esa gratificación instantánea.

La OMS alerta sobre el riesgo del uso de dispositivos electrónicos en niños y recomiendan:

Menores de 2 añosNo deberían hacer uso de dispositivos.

Mayores de 2 añosMáximo 2 hora al día.

Algunos expertos en desarrollo infantil advierten que el aumento del tiempo de exposición puede contribuir a los retrasos en el desarrollo cognitivo, lingüístico y motor. Además, también pueden influir de forma negativa en la atención y el sueño.

¿Y qué ocurre a nivel visual?

El uso excesivo de pantallas puede generar problemas como:

  • Problemas acomodativos → Dificultad para enfocar al cambiar de distancia.
  • Fatiga visual → Ojos secos, irritados y visión borrosa.

La visualización prolongada de pantallas también se relaciona con el aumento progresivo de la miopía, considerada la pandemia del siglo XXI.

Lo más adecuado es acordar juntos horarios y normas y, sobre todo, predicar con el ejemplo.

El gateo es una etapa clave para el desarrollo visual. Este hito motor tiene lugar entre los 8 y los 11 meses de vida.

Gracias al gateo se desarrolla la visión, el tacto, la orientación, la propiocepción y otras funciones como el equilibrio.

¿Cómo influye el gateo en el desarrollo visual?

El gateo contralateral, que implica el movimiento coordinado de extremidades opuestas, conecta los hemisferios cerebrales, creando rutas de información cruciales para la visión binocular, la coordinación y el enfoque. Esta conexión interhemiesférica mejora la capacidad de ambos ojos para trabajar en conjunto, lo que deriva en una mejor percepción de profundidad y visión 3D.

El gateo también contribuye en el desarrollo de la coordinación ojo-mano. Cuando el bebé gatea, dirige su mirada y ajusta su enfoque en función de la distancia de los objetos que quiere alcanzar, alineando los ejes visuales y favoreciendo el desarrollo de la convergencia y flexibilidad de enfoque.

Esta coordinación visual-motora será fundamental para futuros retos como al lecto-escritura.

Un desarrollo visual deficiente y algunos problemas de visión binocular como la ambliopía tienen su origen en la falta de experiencias de movimiento como el gateo.

La terapia visual puede reforzar las habilidades visuales que no se hayan desarrollado de forma adecuada para que el sistema alcance su mayor potencial.  

Se trata de una condición visual producida como consecuencia de un traumatismo cráneo-encefálico. 

¿Cómo afecta a la vida cotidiana de estos pacientes? 

Estas personas suelen referir que tienen dificultades para realizar actividades que hasta entonces desempeñaban sin problema: leer, pasea, conducir, ver la televisión, etc. 

Problemas  asociados a un traumatismo cráneo-encefálico

Visión borrosa

Visión doble

Dificultad con el enfoque

Pérdida de visión periférica

Fotofobia

Problema de coordinación ojo-mano

Problemas espaciales

Baja atención

Mala comprensión

Problemas oculomotores

Problemas de equilibrio

Posiciones anómalas de cabeza

¿Cómo puede ayudarte tu óptico-Optometrista?

La terapia visual será fundamental en la mayoría de estos pacientes ya que permitirá recuperar o mejorar las conexiones neuronales dañadas. Se basa en ejercicios específicos e individualizados para rehabilitar las funciones visuales que se han visto afectadas, ayudando al cerebro a que reorganice la información visual. 

Por lo tanto, se trata de neurorehabilitación que tiene como metas: 

·         Ayudar al paciente a eliminar o compensar los problemas visuales recuperando la funcionalidad del sistema visual.

·         Ayudar al paciente a ser más independiente mejorando su calidad de vida

 

 

 

La plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse como respuesta a la experiencia, el aprendizaje y el desarrollo. Permite que haya cambios en la función visual a lo largo de la vida.

Hay al menos 305 vías corticales relacionadas con la visión, de las cuales 32 son estrictamente visuales y, el resto, tiene de una u otra forma relación con estas áreas.

El entramado neuronal es similar a una red de carreteras. A través de la repetición de ejercicios de terapia visual se refuerzan las conexiones neuronales. Enseñamos al cerebro el camino correcto para interpretar la información visual de manera más eficaz.

En casos como el estrabismo y la ambliopía, el planteamiento de ejercicios de terapia visual individualizados permite que el cerebro reorganice sus conexiones para mejorar la alineación ocular y la visión binocular.

Aunque es durante la infancia cuando la plasticidad cerebral es más pronunciada, el cerebro mantiene esta capacidad en la edad adulta. Es por esto que la terapia visual es efectiva en todas las etapas de la vida.

Hablar de una buena VISIÓN implica tanto una buena salud ocular que permita captar de forma eficiente la información visual pero también cómo el cerebro procesa esa información. La terapia visual aprovecha la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse, mejorando la función visual y consiguiendo una buena visión.

Sí… sé lo que estás pensando, y no, no es que vayamos a llevarte a dar una vuelta por la Luna ó por Marte, déjame explicarte.

            Una de las cosas más importantes para que nuestros antepasados hayan sobrevivido cuando aún vivíamos en cuevas era su capacidad para responder a los peligros, esta capacidad se basaba en gran medida en saber detectar dónde estaban los animales potencialmente peligrosos, calcular cuánto de cerca ó de lejos estaban para salir corriendo si era necesario, esto les permitía ser eficientes con el entorno y poder sobrevivir.

            A día de hoy, a causa de la evolución y a los cambios culturales, ni los bebés ni los adultos desarrollamos estas capacidades tan hábilmente como en el pasado. Esta capacidad se llama visoespacialidad ó visión en el espacio y nos permite orientarnos, calcular dónde están las cosas respecto a nosotros y entre ellas. Imagina cómo reaccionaba una persona ante la presencia de un león, rápidamente lo veía y pensaba por dónde escapar a la mayor velocidad posible, si el animal estaba lejos igual optaba por esconderse y esperar un poco más, etc.

            La visoespacialidad tiene mucha repercusión en los aprendizajes, por ejemplo la lecto-escritura tiene una base direccional y es indispensable saber el lado hacia dónde tienen las patitas las letras y para poder reconocer el sentido en el que van, tenemos que tener integrado en nosotros mismos de forma interna el lado hacia el que van, no es tanto saber el nombre derecha ó izquiera sino tener integrado el sentido del lado que es.

            En las etapas de desarrollo el bebé va creciendo y va alcanzando hitos en visoespacialidad como en otras áreas, a medida que van madurando sus estructuras cerebrales y se mielinizan.

            La primera etapa en visoespacialidad sería: “¿Cuál es mi tamaño y dónde estoy situado?” Ese es el momento en que se está desarrollando el sistema vestibular como GPS interno que nos da la posición de la cabeza, el equilibrio y la postura, es importante que el niño se mueva y que entre el tacto (sistema propioceptivo) en juego para crear el esquema mental del cuerpo. Al principio el bebé tiene movimientos descoordinados que irán a patrones controlados poco a poco. Si no permitimos al niño moverse con libertad en una superficie amplia (lo ideal es el suelo libre de peligros) y le tenemos constantemente en el cuco, la hamaca ó la cuna no podrá desarrollar el movimiento y se saltará fases de estimulación de tronco de encéfalo y demás estructuras importantes para su desarrollo. Permitamos que se mueva, pongámonos a su lado para estimularle con juguetes y sonajeros que llamen su atención. Luego el niño irá creciendo y será más y más eficiente en su postura y movimientos.

            La seguna etapa es el “¿Dónde están las cosas y cómo me relaciono con ellas?” El niño se desplaza ya libremente y puede poner en relación su tamaño y movimiento con el entorno, crea juicios espaciales con respecto a sí mismo, ya va teniendo una seguridad en las direcciones con respecto a sí mismo.

            La tercera etapa es el “¿Cómo se relacionan los objetos entre sí?” Aquí el niño desarrolla juicios espaciales más complejos: comparaciones de posición entre objetos, tamaño, forma, color,… comprensión de que cada ser es la brújula de su propio entorno.

            El niño entra en la cuarta etapa de la visoespacialidad cuando se hace más mayor y es el

“¿Cómo lo represento?” Consiste en la capacidad de representar objetos de tres dimensiones en un plano y las relaciones entre ellos, comprender los espacios, las direcciones y la posición de los objetos para poder representarlos en un dibujo. Por eso el dibujo nos dice tanto en el desarrollo infantil.

            Muy bien pero ¿cómo podemos los adultos detectar que los niños tienen una visoespacialidad poco desarrollada? Veamos algunos ejemplos de forma general:

  • Mal control de la postura
  • Mal equilibrio
  • Descoordinación general al caminar ó correr
  • A nivel visual movimientos oculares asociados de cabeza ó cuerpo que no consiguen inhibir
  • Dificultades para coger un balón que le tiran ó lanzarlo él mismo
  • No saber posicionar objetos en relación a otros
  • No comprender la geometría: tamaños, ángulos, formas…
  • Mala visualización
  • Mal orden en el folio: no respetar márgenes, tamaño de letra irregular, no colocar correctamente los dígitos en las sumas, restas,…
  • Inversiones de letras y/ó números
  • No saber traspasar figuras de tres dimensiones al plano

            Evidentemente todo esto tiene unas edades de normalidad. Por eso si vemos que el niño muestra alguno de estos signos seguramente le podamos ayudar mucho desde la optometría.

           Lo primero es hacer un exámen visual completo: tanto de la parte de eficacia visual (agudeza, graduación, enfoque, fusión entre ambos ojos y movimientos oculares) como de la parte de procesamiento de la información visual (integración bilateral, lateralidad, direccionalidad, análisis de las formas e integración visomotora y visoauditiva).

            Un exámen completo no es sólo ver la agudeza visual y si se necesitan gafas, eso sería como el 10% de lo que hay que examinar.

            El optometrista puede ayudar mucho a los niños a avanzar en su aprendizaje a través de ejercicios específicos que se realizan en la terapia visual optométrica, por ejemplo saltando en una cama elástica leyendo números a un ritmo determinado, se estimula el sistema vestibular a la vez que el visual y el propioceptivo. Existen múltiples actividades para aplicar en cada caso, por eso la terapia visual es totalmente personalizada.

            Cuando detectemos dificultades, observémosles y llevémosles al profesional que les puede ayudar, la sóla etiqueta nos puede hacer entender situaciones determinadas pero por sí sola no conlleva mejoría de las dificultades, en cambio las actividades dirigidas a las dificultades concretas sí lo hacen y los cambios positivos no se hacen esperar.

La lectura forma parte de nuestra vida cotidiana por lo que es importante practicarla de manera segura para nuestros ojos. Para ello os ofrecemos algunos consejos.

Leer en penumbra o con poca luz no dañará la vista, pero sí podría favorecer el aumento de la miopía en personas jóvenes. También puede provocar fatiga visual leve. Por ello es importante utilizar una buena iluminación, sobre todo natural, tanto en lectura en papel como en lectura digital.

En la lectura digital una buena iluminación nos evitará reflejos molestos en la pantalla. Además, es recomendable hacer descansos de 20 segundos cada 20 minutos mirando a 20 pulgadas (6m) de distancia (regla 20/20/20).  Con el uso de pantallas solemos parpadear con menos frecuencia lo que provoca un aumento de la sequedad ocular, para evitar esto debemos recordar parpadear para hidratar el ojo.

Si la lectura se realiza al aire libre es recomendable protegerse de los rayos solares con unas gafas de sol, una gorra o un sombrero.

La distancia ideal de lectura es entre 50-60 cm tanto en formato papel como en digital. Si la letra es muy pequeña lo ideal es aumentar el tamaño de la fuente en el formato digital.

No debemos olvidar que es fundamental acudir a las revisiones optométricas para revisar la salud ocular.

            El estrabismo consiste en que un ojo ó los dos alternativamente, se desvían del punto al cual se está mirando y se observa que uno está hacia dentro, hacia fuera, arriba ó abajo con respecto al otro.

            En la mayoría de ocasiones es evidente nada más ver a la persona, pero hay casos en los que apenas se percibe porque el ángulo de desviación es muy pequeño, son las llamadas microtropias.

            La causalidad del estrabismo es muy variada: aunque casi siempre es por un defecto óptico del ojo que provoca mala visión y el sistema visual opta por “sacar” ó “meter” el ojo para evitar ver doble, otras veces puede ser por una parálisis de un par craneal, un síndrome ocular restrictivo, fiebres altas ó un shock emocional muy fuerte como la pérdida de un ser querido. Casi nunca se resuelve espontáneamente.

            Los tratamientos médicos más habituales son la toxina botulínica y la cirugía. Las inyecciones de toxina botulínica consiguen relajar el músculo en el cual se aplica, lo difícil es conseguir el efecto justo que se necesita sin quedarse corto y sin pasarse, porque cualquiera de las dos opciones significa seguir teniendo desviación y el riesgo de afectar a los músculos cercanos, como ocurre muy frecuentemente con los oblícuos por su proximidad, apareciendo segundariamente desviaciones verticales que no había en un principio. La cirugía de estrabismo consiste en ajustar los músculos que mueven el ojo para dejarlo estéticamente recto. A día de hoy, tanto profesionales como los medios que se aplican consiguen resultados muy buenos en la mayoría de los casos. La gran pregunta es qué pasa luego, si el resultado se mantiene con el tiempo si no se hace nada más, porque los ojos están rectos pero propioceptivamente el sistema visual “siente que el ojo está descolocado” porque lo han sacado de su postura habitual, y generalmente trata de volver a ella. Hay mucha casuística también en las recidivas, por ejemplo, un estrabismo convergente operado puede convertirse a posteriori en uno divergente después.

            Los optometristas consideramos que el estrabismo es un desajuste óptico-sensorio-motor cuyo origen se encuentra en niveles centrales superiores cerebrales, y como tal hay que tratarlo. Hay que buscar el ajuste entre los dos ojos de la forma más natural posible antes de nada, la mejor compensación óptica que sea posible es imprescindible, si es con lentes de contacto mejor porque lo primero que se ajusta siempre entre ambos ojos es la zona más lateral, la zona periférica de visión, no la central, y eso con gafas y graduaciones altas es muy difícil. Lo siguiente es hacer terapia visual específica a cada caso, incidiendo en la fusión entre ambos ojos y una vez que se empieza a mejorar la fijación y el reflejo vestíbulo-ocular el ángulo de desviación va bajando. Casi siempre se puede llegar a un ángulo de desviación cercano a la normalidad, y si llegados a un punto no hay mejoría entonces sí nos parece indicado proceder a la cirugía, la cual será más precisa entonces (mejor operar un ángulo de 15º que uno de 60º) y posteriormente proceder a trabajar en el ángulo residual si lo hubiese y a reforzar la visión binocular, incluso aunque haya quedado sin nada de desviación. Nos parece imprescindible que las familias conozcan este hecho porque a veces no se les da toda la información necesaria por diversos motivos.

            No pensemos que la cirugía por sí sola “arregla” un estrabismo, las retinas no estaban emparejadas punto a punto como ocurre en la visión normal, es necesario hacer un trabajo de emparejamiento entre ellas que se hace a través de ejercicios visuales específicos. Sino lo que puede ocurrir, como ocurre en muchos casos, es que uno de los ojos quede recto pero suprimido de visión.

Los optometristas recomendamos las revisiones e intervenciones tempranas para revertir el estrabismo cuanto antes, con la máxima información e implicación por parte de familias, oftalmólogos y optometristas.

Noelia Díaz Alonso

Óptico-optometrista